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Imagina que te encuentras preso en una tierra extraña. Has estado encarcelado durante varias semanas.
Un día, dos guardias vienen a tu celda. Con ellos llega un hombre vestido de traje y lleva un maletín marrón. Están parados frente a la puerta de tu celda. El hombre de traje saca un pedazo de papel del maletín. Menciona tu nombre, luego te entrega el papel, y en el papel se lee lo siguiente:
“En aproximadamente una hora de leer esto, morirás. Puede ser un poco más o un poco menos de una hora, pero cuando se acabe el tiempo, no podrás escapar del castigo, ¡la muerte! Nadie ha escapado de este castigo, excepto de una manera. Aquellos que han completado una sola tarea sencilla. Si completas esta tarea vivirás. De hecho, no sólo vivirás, sino que tu vida será inimaginablemente mejor de lo que es ahora. Esta tarea no te tomará más de cinco minutos de la hora que te queda. La tarea es llamar a tu madre y decirle que ella es única, que aprecias y agradeces todo lo que ha hecho por ti y que le pides perdón por todas las veces que la hiciste enojar. Eso es todo. Se te dará un teléfono inteligente. El número de tu madre está almacenado en él y todo lo que necesitas hacer es encenderlo, encontrar el número y llamarla. Tienes una hora”.
Habiendo terminado de leer la hoja, miras arriba. El hombre de traje te da un teléfono inteligente y se va con los guardias. ¿Qué harás?
Puede parecer obvio, pero lo que no se te dice es que este teléfono también está conectado a tus mensajes de texto y cuentas de redes sociales, y cuando lo enciendes, las notificaciones de correo electrónico, mensajes de texto y redes sociales comienzan a aparecer en la pantalla, incluido tu abogado que te ha estado enviando mensajes y dice que él puede sacarte de esto.
Apenas consciente, empiezas a revisar los mensajes, los lees y luego respondes. La distracción es inmediata, pero prolongada. En el fondo de tu mente, recuerdas que sólo tienes una hora, pero luego te dices que tienes mucho tiempo. Media hora después viene un guardia. “¿Completaste la tarea?”, pregunta.
Levantas la vista confundido, apenas recuerdas porqué te dieron el teléfono en primer lugar. El guardia se va y las llamadas empiezan a llegar de parte de tu abogado. Contestas. Él promete que puede sacarte, y al mismo tiempo te dice que tu modesta inversión que hiciste con él, está generando enormes cantidades de dinero.
Todos hablan de lo rico que eres, y que seguramente nadie se atrevería a hacerte nada, vales más vivo… Luego escuchas el sonido de los pasos… miras hacia arriba y ahí están los guardias de nuevo. Seis de ellos esta vez, vestidos de negro. Sostienen cadenas pesadas…
¡Se terminó tu hora!
Este es un ejemplo de la vida en este mundo. Tu vida, aunque sea larga, es como una hora de un día. Un momento. En este momento que es tu vida tienes una
tarea sencilla: reconoce que hay un solo Dios, hacerlo es natural, racional y obvio. En el fondo, ya sabes que hay un ser grande, sabio y poderoso que te ha creado a ti y a este universo, y que Él provee y controla todas las cosas. Reconoce Sus bendiciones y pide Su perdón.
Agradécele a Él y sólo a Él. Adora solamente a Él y no Lo equipares con nada ni nadie. No tomará mucho tiempo de tu vida hacer eso, en absoluto, sólo alrededor de cinco minutos de la hora que es tu vida. Si haces esto, obtendrás una vida eterna de felicidad, el Paraíso, un lugar de completa paz, felicidad y alegría, donde todo lo que puedas soñar y esperar estará allí y más; cosas que tu corazón ni siquiera puede imaginar ni tu mente puede concebir.
Allí nunca envejecerás ni te cansarás ni te aburrirás, no tendrás hambre ni sed ni tendrás demasiado calor o demasiado frío. Cada momento en ese lugar será mejor que el anterior.
… ¡Pero la vida de este mundo te distrae!
Te distrae hasta ese último momento cuando se te acaba el tiempo, ¡pero para entonces ya es demasiado tarde! Ciertamente, cuando estés en la tumba llegarás a conocer con certeza absoluta la realidad de la cual esta vida te distrajo, que esta vida fue sólo una prueba. Pasar esta prueba implicó algo increíblemente simple, fácil y natural.
Testificar que hay una verdadera fuente de éxito y felicidad: el Creador, que no tiene igual ni rival. Pedir perdón a tu Creador por tus errores ―todos cometemos errores― y estar agradecido tratando de vivir tu vida de acuerdo a la guía que Él ha enviado.
… ¡Pero la vida de este mundo te distrae!
La muerte es la realidad que nos confrontará a todos. Es absolutamente cierto. No te escaparás.
Los ricos y los pobres, los sanos y los enfermos, los jóvenes y los viejos, los hombres y las mujeres, los blancos y los negros, los del este o del oeste… la muerte los alcanzará a todos. Entonces, ¿qué has preparado para la vida que vendrá? ¿Qué has hecho para salvarte de sus peligros y pruebas?
¿Realmente imaginas que te irás y no rendirás cuentas por todo lo que has hecho y por todo lo que no has hecho en esta vida? No, ciertamente serás cuestionado. El peso de cada átomo de bien y el peso de cada átomo de mal que hayas hecho se dará a conocer en un día del cual no hay duda.
Este es un día de ajuste de cuentas, el día del balance, el día del juicio. Todas las injusticias y todos los errores se enmendarán, y luego se te presentará tu libro de obras. Quien tenga su balanza de obras cargada de bien irá a los jardines de las delicias.
Quienes tenga su balanza de obras cargada de mal irán al fuego ardiente, donde habrá dolor y sufrimiento infinitos, donde sus habitantes no vivirán ni morirán, un sufrimiento que sólo aumentará eternamente. La muerte se les acercará por todos lados, pero no morirán.
“Sepan que la vida mundanal es juego, diversión, encanto, ostentación y rivalidad en riqueza e hijos. Es como la lluvia que genera plantas que alegran a los sembradores con su verdor, pero luego las ven amarillearse hasta convertirse en heno. En la otra vida, ustedes recibirán un castigo severo o el perdón de Dios y Su complacencia. La vida mundanal no es más que un disfrute ilusorio”. (Corán 57:20)
Piensa.
¿Dónde quieres pasar tu eternidad?
El Día del Juicio es verdadero
El Infierno es verdadero
El Paraíso es verdadero
Esta es una realidad.
… ¡Pero la vida de este mundo te distrae!